La comida coreana en México tiene aún muchas sorpresas que revelar; se trata de una cocina deliciosa, diversa y poco conocida, y Kasina Café es una buena oportunidad para acercarse a esta gastronomía desde un espacio relajado, pero en el que ha sido cuidado rigurosamente cada detalle, con genuino interés por complacer a los visitantes: las bebidas en general y la coctelería en particular; el servicio, la decoración, la música y, por supuesto, cada uno de los platillos. La chef Minae y su madre son apasionadas de la buena cocina y, gracias a su conocimiento e inventiva, han logrado un restaurante en el que el cuidado de los detalles, los ingredientes de la más alta calidad y la búsqueda de la excelencia culinaria se conjugan con la autenticidad. La madre de Seo, con una especialidad en cocina coreana y japonesa, ha contribuido, con sus recetas y entusiasmo, a enriquecer una propuesta sumamente sólida. La carta de Kasina —una carta clásica al estilo de un buen bistro— ofrece platillos como el Korean Fried Chicken —pollo frito coreano bañado en salsa agridulce, con pickles de nabo coreano, que son el contraste adecuado al pollo—; el bibimbap —arroz con vegetales y carne, sazonado con aceite de ajonjolí y pasta de pimiento picante rojo—; el Kkori jjim —un platillo que le resulta entrañable a la chef, pues le recuerda su infancia, cuando comerlo era un auténtico lujo en casa—; el arroz frito con kimchi y huevo; la ensalada de chicoria con manzana, cilantro y tofu suave —una excelente entrada para comenzar la comida, y a la que la chef le agregó cilantro, como un toque personal—; las gyozas de carne de res, con salsa de soya, daikon (rábano japonés) y pickles de pepino, fritas o al vapor; el Gogalbi —macarela picante a la parrilla, pickle de nabo coreano y arroz—, o el Jap Chae —fideo de camote coreano con vegetales mixtos y carne de res—. Por otro lado, entre las propuestas de la chef destacan platos como el Galbi-udon, una pasta udon con costilla de res, parmigiano reggiano y salsa, que por su gran sabor resulta un plato cálido y reconfortante, que es muy apreciado por los comensales. Además de la cocina coreana, los postres son uno de los ejes del menú, dada la experiencia que Minae tiene en la repostería. Entre ellos destacan el cheesecake, notable por su sabor y cremosidad; el helado de ajonjolí; el pastel de mango, en el que el dulzor de la fruta resulta el sabor predominante y una agradable sorpresa al paladar, o la galleta de macadamia. En la terraza se sirve un menú especial de BBQ coreano, conformado esencialmente por cortes de carne de res y cerdo, que se ofrecen al comensal marinados y sin marinar —los marinados son notables en Kasina, hay que probarlos—, y que el cliente prepara directamente en la mesa, en un asador portátil. Hongos, cebollas, espárragos, pimientos, brócoli, calabaza, lechugas y otras hojas verdes son algunos de los ingredientes frescos que acompañan el BBQ. Para completar este menú, Kasina ofrece memorables sopas, como la de frijol de soya o la sopa de mariscos. La carta de bebidas ofrece una cuidadosa selección de vinos y sake, así como destilados y bebidas coreanas, y una original coctelería.